Uno de los atractivos del
cementerio viejo es su
portada, que denota
antigüedad de siglos. En ella los que la construyeron no tuvieron ningún reparo en esculpir en doble, el símbolo de la muerte, la calavera con sus dos tibias.
Es una pena que no tenga ninguna fecha. Seguramente pertenece a una época en la que se hizo patente que los enterramientos en el suelo de la
Iglesia eran perjudiciales para los habitantes de la Villa.