Ese
canal me trae muchos recuerdos. Lleno de
agua -dos metros quizás de profundidad- estaba lleno de truchas. Tenía un
sendero con
árboles, precioso para pasear o para
pescar. No queda nada, hasta la rejilla de hierro que protegía la bajada a la Central ha desaparecido y el salto está tan enmarañado de vegetación que es imposible verlo... y posiblemente dentro de unos años ni siquiera se podrá hacer una
foto como ésta.