La
historia de este
bar es distinta. La
casa situada en la
Plaza Mayor era una relojería. Una institución en Cervera, el abuelo trabajó hasta los 90, siempre acompañado de un hijo y su favorito, Angel. Desapareció la
familia y la casa fue a parar a la mujer de Ángel, Conchita que abrió el bar en lo que fue relojería y
restaurante en el piso de abajo. Por razones diversas es una historia que me recuerda el pasado.