Sus actividades está reflejadas en la
fachada. La
historia del edifico es singular. Fue un
edificio donde estuvo alojada la centralita telefónica, aquella de panel donde se enchufaban las clavijas para comunicar las llamadas. Tenía sus cabinas para las llamadas externas y una
familia que atendía el servicio, al público eran "las telefonistas" El edificio con la vivienda de la parte superior pertenecía al
Ayuntamiento y era otra de las obras conseguidas con el patronato de D. Carlos Ruiz. Con el tiempo Telefónica cambió el sistema y el Ayuntamiento vendió la
casa. Cambió varias veces de dueño hasta que un polifacético y práctico hombre, José Miguel, lo convirtió en
bar con ese nombre. Desaparecido por infarto, se ha vuelto a abrir...