Tiempos muy pasados, más de cincuenta años y durante una década o más. Esta
casa era en aquellos tiempos, centro ganadero. Sigue la misma
familia, pero con diferentes ocupaciones. Entonces tenía su
cuadra aquí y repartían la leche por las
casas. Nunca olvidaremos a la limpísima Elena, traer su increíble lecha a casa todas las mañanas. Una leche con un dedo de nata que era nuestro desayuno y nuestra cena y que considerábamos un manjar. No recuerdo cuando se prohibió esta actividad y el
Ayuntamiento tomó la iniciativa de sacar las
cuadras del entorno urbano. Y finalmente los cartones de leche como tenemos ahora. Desaparecieron para siempre los rebaños de
vacas por las
calles y su rastro inevitable...