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CORNON DE LA PEÑA: Augusto contra los Cántabros En el momento de la...

Augusto contra los Cántabros

En el momento de la guerra cántabra, tendría Augusto unos treinta y siete años. Era de regular estatura, sus ojos nítidos y claros. (Suetonio). No se detuvo mucho en estos lugares. Su finalidad era dominar la "tribu salvaje". Por eso llevaba la persecución como "un ojeo de fieras". (Floro y Dión). Los cántabros se iban retirando a las montañas. Otros preferían envenenarse con hojas de tejo antes que caer prisioneros de los romanos. No era fácil la lucha con aquellos salvajes que se lavaban la boca con orines o se gozaban en beber la sangre caliente de sus caballos. (Estrabón).

Siempre evitaban el enfrentamiento abierto. Quizá la última batalla se palnteó en las más altas cumbres de los Picos de Europa, los picos de Mampodre y el macizo de Peña Santa. Augusto sufrió numerosas bajas y estaba desconcertado. El frío de la montaña le hizo sentir por vez primera el dolor de lumbago. Al fin ordenó retirarse a Sahagún. Tenía el emperador la inteligencia y astucia de su tío Julio César, pero le faltaban su salud y su audacia. (Suetonio).

En su retirada, uno de los esclavos que iba delante alumbrando con una antorcha, fue muerto por un rayo. Augusto nunca lo olvidaría.