LOS PRIMEROS SIGLOS
Hará cerca de tres mil años que estamos por aquí.
Hay restos de
cerámica del Neolítico y vestigios de un asentamiento de la primera Edad del Hierro en Pico Castro.
Eldana se llama esta zona del
mapa de Ptolomeo del siglo II D. C.
La villa
romana Possídica, en el cercado de
San Isidro, estaba en su esplendor en el siglo III. Cerquísima se retira Recesvinto a su Juan de Baños. Las domnas fundaron el cenobio de
Santa María del Remolino siendo el año 845, en el 911, los benedictinos se asientan en el
monasterio de la Trapa y en el 1078, Alfonso VI otorga el Fuero de
Dueñas que le da entidad y firmeza.
Esta ciudadanía dependiente de la corona se mantiene a duras penas en siglos posteriores.
Alfonso VII cede la villa en dote a Leonor de Inglaterra. María de Molina la pone en riesgo ante el concejo de
Palencia. Enrique de Trastámara la entrega a su amante, Leonor Álvarez, y aunque en 1419 el rey Juan II la mantiene dentro del patrimonio de la monarquía él mismo, en 1439, la cede a la nobleza en manos de Pedro de Acuña.
Y son los Acuña, Condes de Buendía, quienes, cosas del destino, ofrecen a la villa los años más gloriosos de su
historia.
LOS BUENDÍA
Los Acuña eran de ascendencia lusitana, seguramente herederos de un hijo del rey Fruela II y debieron de venir a
España apoyando a Enrique III el Doliente.
En Buendía (
Guadalajara) le prestaron grandes servicios pues es éste el nombre del condado que eligen cuando los Reyes Católicos, tiempo más tarde, les conceden título.
A mediados del siglo XV hay testimonios de que Pedro de Acuña, señor de Dueñas y Tariego, protege las
bodas reales del hijo Juan II, Enrique. Se celebran justas, torneos y grandes festividades en el
palacio de Dueñas y el buen rey concede nuchas mercedes a Pedro de Acuña “mi criado e Guarda Mallor e Vallado de mi Consejo” según refrenda el doctor Fernando Díaz de
Toledo en 1439.
En 1454, por carta de privilegio, los Acuña reciben las heredades que en Dueñas tenían las religiosas del
Convento de las Huelgas. Y, mansamente, “tierras,
casas e vasallos” van perfilando el patrimonio.
En Guisando, el 16 de septiembre de 1468, se logra que Enrique IV reconozca a su hermana Isabel como única y legítima heredera.
Para la sucesión de Enrique IV los Acuña han apoyado desde el principio a Isabel, y para ella eligen rápidamente a Fernando, príncipe de
Aragón.
El arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo, hermano de Pedro de Acuña, firma unas capitulaciones matrimoniales con Juan de Aragón, padre de Fernando, mientras que el propio Pedro de Acuña manda a Alonso de Palencia, cronista, y a Gutierrez de Cárdenas, noble, a buscar a Fernando.
Fernando es trasladado a Castilla, cruza el Burgo de Osma y Gumiel y, por el
camino de Vertavillo, llega, en mozo de mulas disfrazado, a Dueñas el 9 de octubre de 1469.
En el palacio se hospeda (“pues era muy buena fortaleza e la seguridad no podría ser más a propósito”) y allá llegan algunos de los caballeros que lo escoltan. A los cinco días, Fernando, deshecho el
disfraz de arriero, va a
Valladolid a ver a su novia, le lleva presentes de compromiso y parece que Isabel le recibe “muy alegremente” en el palacio de Vivero donde, el 19 de octubre de 1496 se casan felizmente.
Entrando 1470 Enrique IV, disgustado con este casamiento, rompe el pacto de Guisando y declara sucesora a su hija Juana la Beltraneja con el consiguiente revuelo en todas partes. Revuelo peligroso para los príncipes, quienes en mayo de 1470, poco seguros en Valladolid, toman el camino de Dueñas y llegan al Palacio de los Acuña para instalarse. Isabel está encinta. Los próximos dos años viven en Palacio los Príncipes, vida de extrema humildad pero seguramente gozosa. Una pequeña corte -pobre, pues hasta el propio Conde ha de vender tierras en Palazuelos y heredades en Cigales, para sostenerla- les rodea y comparte buenas y malas circunstancias: En octubre nace, en el Palacio de los Acuña, Isabel, primera hija de los príncipes. La bautizan en la
iglesia de Santa María, en la
pila en la que aún bautizamos a los niños.
En 1474 llega a Palacio la embajada del Duque Carlos de Borgoña para estrechar
amistad con don Fernando, quien recibe el Toisón de Oro.
En ese mismo año de 1474 muere el rey Enrique IV dejando abierta la sucesión y los futuros Reyes de Castilla y Aragón abandonan Dueñas. Al año siguiente los Reyes conceden a los Acuña el título de Condes de Buendía.
La
judería de Dueñas era muy poderosa, contribuyó con 23.550 maravedíes para la guerra de
Granada, y tuvo notable influjo en la población, hasta su expulsión del Reino de Isabel y Fernando el 31 de marzo de 1492.
El 18 de marzo de 1506 vuelve a Dueñas don Fernando, viudo y Rey de Castilla, a
casa de nuevo. La novia -dieciocho años; cincuenta y cuatro el novio- es Germana de Foix, de ascendencia francesa. Y en la sala dorada del palacio, ese mismo mes y año se firma el tratado de Blois; insólito pacto que convertiría, a un posible hijo nacido de este matrimonio, en heredero de la Corona. No nació esta posibilidad que habría dado un quiebro insospechado a la historia de nuestra nación.
En 1476 Dueñas es sede de la Fundación de la Santa Hermandad de Castilla, como “azote de bandidos y maleantes”, en defensa de
caminos y poblaciones.
El segundo Conde de Buendía: Don Lope Vázquez de Acuña recibió en heredad el mayorazgo de Dueñas con sus villas y foratalezas, jurisdicciones y rentas, la villa y el
castillo de Tariego y otras propiedades. Heredó a Don Lope su hijo segundo, Juan de Acuña; personaje enfermizo y de desgraciada existencia, casado con María de Padilla, importante mujer que es quien cuida el patrimonio y afronta en 1520 la rebelion de los vecionos que se resuelve con las salida, a parte desconocida, de los Condes de su palacio de Dueñas. María de Padilla deja, para siempre, las tres padillas de su apellido en el
escudo heráldico de la ciudad.
Durante la Guerra de los Comuneros (1520), la población de Dueñas participó aportando hombres y bienes a los intereses de las Comunidades, siendo sede y cuartel general del Obispo de
Zamora, Antonio de Acuña, pariente de los señores de Dueñas, en sus operaciones bélicas por la Tierra de
Campos y Palencia.
En las estancias de Palacio, a veces, se retira el Emperador Carlos; es tierra agradable y de buena
caza. El palacio es amplio y puede acoger a varios de sus ministros (así ocurre en el
verano de 1527).
En el Libro de Pasajeros a índias, en el Tomo I, que comprende 1509 a 1534, hace mención a una docena de hombres naturales de Dueñas que embarcaron con destino a las Américas. Se incluye en 1514 la
familia compuesta por Pedro Paredes, hijo de Gómez de Paredes y Leonor Gómez, su esposa Isabel Rodríguez, hija de Alonso de Dueñas y María Rodríguez, sus hijos Antonio, Juan e Isabel, y el criado Juan.
En 1534 acoge temporalmente el Consejo de la Inquisición
Años más tarde otro Buendía; Fadrique de Acuña, funda el
Monte de Piedad con 700 ducados para prestar sin intereses.
HASTA EL SIGLO XX
Pero hacia 1700 Dueñas está en declive, la heredad de los Buendía pasa a la casa de Padilla y posteriormente a los Duques de Medinaceli quienes apenas si se ocupan del palacio, de villa ni villanos...
A principios del siglo XIX las tropas de Napoleón se establecen largo tiempo en Dueñas, incluso alberga por unos días a José Bonaparte. Tiempos de desolación y penuria.
A partir de 1829 se construye el trazado del
Canal de Castilla en Dueñas, con “gran perjuicio para los habitantes que tenía que alojar en sus casas a los constructores del Canal”. Hay referencias al incomodo que causaban los soldados y la cuerda de presos que constituían la mano de obra del trazado. Se destruye el
Puente Viejo de la Villa o de las Nieves, utilizándose sus
piedras y las del semiderruido Castillo en la construcción del Canal.
En 1842 se inicia la construcción de un Puente Colgante sobre el Pisuerga en el término de la Avecilla para sustituir a una
barca que remolcaba a los transeuntes y caminantes de un lado a otro del
río, ya que era lugar para el acceso a “no menos de 38 localidades y al reino de Aragón”. En 1883 el puente se incendió, quedando destruido, construyéndose el actual que sigue denominándose Puente Colgante.
Entre 1855 y 1860 se construye el trazado del ferrocarril por Dueñas, a cargo de la Compañía de Ferrocarriles del Norte, uniendo Valladolid con
Burgos
Para entonces Dueñas ha perdido su potencial agrícola y sus talleres artesanales. La filoxera arruina las vides y el
campo pertenece a unos pocos terratenientes.
Ostenta el título de Conjunto Histórico-
Artístico desde 1967 y el título de Ciudad desde 1928 otorgado por el monarca Alfonso XIII.