Buenas tardes! es curioso que cada vez que se plantée una critica se cuestionen qué óscuros y aviesos propósitos que las motivan. No es esto, por supuesto, lo más deleznable e hiriente del asunto, sino el burdo y mezquino uso que se realiza de la demagogia. En aras de un bien común resulta que todo es válido, y que, por ende, excluye cualquier otro tipo de idea o pensamiento. A quién se supone que hemos de alzar en un pedestal y loar como al becerro de oro? o debería decir botijo de oro, tan en boga en estas fechas? es cierto que la corporación local ha podido realizar una labor encomiable pero, no resulta propio de la estulticia pensar que, solo por haberse mejorado un anterior situación en todo punto vergonzante, no podría haberse obtenido una mejor finalización de las obras? es que el hecho de que haya habido una voluntad de mejora en la estética de la plaza exime de la calidad que todos suponemos como exigible?
Lo que mas me repugna de todo esto es el pensamiento único que es presupuesto inamovible en este pueblo: partiendo del ayuntamiento, toda idea es perfecta y inmediatamente exigible. Aquella persona que habla de construir en vez de destruir debería plantearse si para construir, y más en aras del bien general, no es condición primordial escuchar todas las voces y tratar de aunarlas. Por l visto se prefieren aquellas viejas máximas del despotismo ilustrado: todo para el pueblo pero sin el pueblo.
De un botijero en el exilio avergonzado de las miserias patrias.
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