La apariencia exterior de la Iglesia de San Martín de Frómista es característica del periodo románico en que fue construida. Sobre sus naves, de escasa altura, destacan el cimborrio octogonal sobre el crucero y las dos torres cilíndricas a ambos lados de la fachada principal. Las tres naves, con bóveda de cañón, la central más ancha y alta que las laterales, terminan en tres ábsides circulares.
Desde el exterior se advierten sus muros sólidos, con escasos ventanales con arcos de medio punto en los ábsides y en los laterales del templo. En las fachadas, a modo de cornisa, se extiende un adorno ajedrezado de piedra a diferentes alturas. Además, bajo los aleros de las puertas y tejados hay más de 300 pequeños canecillos, con figuras similares a gárgolas, representando animales, seres humanos y seres mitológicos o fantásticos. Sobre la puerta principal hay un crismón de seis brazos, de dudosa antigüedad.
Desde el exterior se advierten sus muros sólidos, con escasos ventanales con arcos de medio punto en los ábsides y en los laterales del templo. En las fachadas, a modo de cornisa, se extiende un adorno ajedrezado de piedra a diferentes alturas. Además, bajo los aleros de las puertas y tejados hay más de 300 pequeños canecillos, con figuras similares a gárgolas, representando animales, seres humanos y seres mitológicos o fantásticos. Sobre la puerta principal hay un crismón de seis brazos, de dudosa antigüedad.