Generalmente estos tejares se construían próximos a terrenos arcillosos cercanos al agua, empotrados y hundidos en el terreno, con el objeto de mantener fácilmente la temperatura producida y regulada, mediante quemado en el fogón donde ardía la leña o paja separada de los materiales de cocer por una gruesa parrilla de fábrica que transmitía el calor a través de varias toberas al horno de cocción en la parte superior hasta conseguir los 950º, manteniéndolo cinco días y posterior enfriamiento lento durante cuatro días.