Ayer fue la Fiesta de mi barrio de Coruña, y eso me trajo el recuerdo del día de San Miguel en Gramedo, que acaba de pasar.
Me parecía que ese día se inundaba de alegría y de personas el pueblo. Era una fecha en la que, cuando el tiempo acompañaba, llegaban a primera hora de la tarde las que a mí en ese momento me parecían bandadas de gentes llegadas de los 4 puntos Cardinales. Por el Norte llegaban los de Vergaño, después de cruzar San Mercado y El Campo. Por el Este aparecían los de Vallespinoso por Peña Blanca. Por el sur llegaban los de Ligüerzana atravesando Matorejo, después de haber cruzado la Raya. Por el Noroeste cruzaban los Trigales y Las Eras los de Rabanal. Y Por el Suroeste llegaban por la Corva y la Dehesa los de Valsadornín. Unidos a los invitados de antemano (costumbre sanísima) llenaban estas plazoletas.
Y era poco frecuente que alguien a la hora de cenar no encontrara algún pariente o allegado, que le invitara ha cenar y a comer el único postre, pero riquísimo, el Brazo de Gitano. Perdón, nunca se pretendió cortar el brazo a un gitano.
Pero aquello se terminó, y ahora sólo nos queda el recuerdo, tan fuerte que parece que estamos de nuevo viviendo aquellas experiencias. Como en aquellos tiempos gritemos! VIVA SAN MIGUEL! Un abrazo a todo el pueblo y visitantes de EMILIANO.
Me parecía que ese día se inundaba de alegría y de personas el pueblo. Era una fecha en la que, cuando el tiempo acompañaba, llegaban a primera hora de la tarde las que a mí en ese momento me parecían bandadas de gentes llegadas de los 4 puntos Cardinales. Por el Norte llegaban los de Vergaño, después de cruzar San Mercado y El Campo. Por el Este aparecían los de Vallespinoso por Peña Blanca. Por el sur llegaban los de Ligüerzana atravesando Matorejo, después de haber cruzado la Raya. Por el Noroeste cruzaban los Trigales y Las Eras los de Rabanal. Y Por el Suroeste llegaban por la Corva y la Dehesa los de Valsadornín. Unidos a los invitados de antemano (costumbre sanísima) llenaban estas plazoletas.
Y era poco frecuente que alguien a la hora de cenar no encontrara algún pariente o allegado, que le invitara ha cenar y a comer el único postre, pero riquísimo, el Brazo de Gitano. Perdón, nunca se pretendió cortar el brazo a un gitano.
Pero aquello se terminó, y ahora sólo nos queda el recuerdo, tan fuerte que parece que estamos de nuevo viviendo aquellas experiencias. Como en aquellos tiempos gritemos! VIVA SAN MIGUEL! Un abrazo a todo el pueblo y visitantes de EMILIANO.