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GRAMEDO: A Ñ O R A N Z A S...

A Ñ O R A N Z A S

He aquí la casa en la que vi por primera vez las maravillas de este mundo. Aquí viví continuamente los 12 primeros años de mi vida y parte de las vacaciones restantes hasta hoy.

Ayer se celebró la Festividad del DOMINGO DE RAMOS, y, cuando asistí a la celebración en la Iglesia de Los Rosales de Coruña, pensé en aquellos años de mi niñez en Gramedo. Allí no llevábamos el ramo cada uno, como suele suceder hoy. El día anterior los mozos del pueblo eran los encargados de traer los ramos, que repartía el sacerdote después de haberlos bendecido en la Iglesia.
Uno de los monaguillos íbamos dando al sacerdote el ramo que éste entregaba personalmente a cada feligrés. Y para evitar posibles "represalias", teníamos que estar atentos para ver si llegaba un mozo, para darle los más grandes. El más grande teníamos que reservarlo para el jefe de los mozos, que en este pueblo fue muchos años el mismo, cuyo nombre no voy a delatar en entos momentos. Como el Coro del pueblo es muy bajo, y en él estaban los hombres, a veces alargaba la mano alguno para hacer "la permanete" a las señoritas que estaban debajo, Aunque lo primero con lo que se topaban es con el "Velo" que necesariamente tenían que llevar las mujeres.
Este día cometíamos el mayor "pecado ecológico": llevábamos ramos de acebo, que es una especie protegida especialmente por su escasez. Había una pequeña razón para hacerlo. Muchos sabemos que por aquí no aparecen árboles de hoja perenne, y en estas fechas los de hoja caduca, como los robles, que son prácticamente los únicos árboles en el pueblo, junto a algunos chopos, aún no han echado la hoja. Sabíamos que en medio del Monte, llamado La Mata Grande, había unos pocos acebos. Que Dios y los ecologistas nos perdonen, que a nosotros nos gusta respetar la naturaleza.
Estos son algunos rasgos de los años cuarenta y tantos. Un saludo a TODOS de Emiliano.