¡PIPAS TOSTADAS A LAS CINCO Y CUARTO DE LA TARDE! la hora iba cambiando.
Otro vendedor ambulante, los domingos por la mañana, era el hijo de Ciana, Jose Mari, que llevaba churros recién hechos! CHURRITOS CALIENTES! y los niños decíamos ¡PARA LAS ABUELAS QUE NO TIENEN DIENTES!
Otro vendedor ambulante, los domingos por la mañana, era el hijo de Ciana, Jose Mari, que llevaba churros recién hechos! CHURRITOS CALIENTES! y los niños decíamos ¡PARA LAS ABUELAS QUE NO TIENEN DIENTES!
En verdad que estaban riquìsimas las pipas. Menuda sesiones de ellas me he dado.
Unos cuantos churritos he comido. Ibamos por ellos a la churrerìa que estaba, como sabes, en la parte trasera del Ayuntamiento. Con azucar. Deliciosos.
En verdad que nos faltaban pocas cosas. Tuvimos suerte al nacer en una ciudad tan completa y con tanta vida.
Unos cuantos churritos he comido. Ibamos por ellos a la churrerìa que estaba, como sabes, en la parte trasera del Ayuntamiento. Con azucar. Deliciosos.
En verdad que nos faltaban pocas cosas. Tuvimos suerte al nacer en una ciudad tan completa y con tanta vida.