Recuerdo con agrado cuando de niña me acercaba a
las eras altas, ya que eran las que mas cerca tenia de
casa, para que me invitaran a montar en el
trillo, como me daba vergüenza pedirlo, esperaba a que me dijeran ¿te montas? y allí iba yo, me sentaba y a dar vueltas, parece una tontería pero a mí me encantaba yo creo que me hacia la idea de que estaba dando vueltas en los caballitos, con que poco me conformaba, pero me lo pasaba estupendamente y cuando te dejaban guiar las mulas aun mejor. El año
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