Chiborro,
a esta orquesta le debo yo mis "salidas
nocturnas". Como Piedacita, la hija de Angelillo era
amiga, mi abuela me dejaba venir con ella después de las verbenas. Así que, hasta que Angelillo no recogía el instrumental, no llegábamos a
casa. Esto se traducía a regresar casi las últimas a nuestras respectivas
casas. Cuando contaba en
Madrid que me dejaban regresar a casa de madrugada, siendo una cría de 11 o 12 años, mis
amigas alucinaban y yo me chuleaba mucho. Por desgracia, eso ocurría
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