Una
foto entrañable, con el sol entrando por la galería de la
Fonda, la maceta del coleo, la máquina Singer detrás, Nicolasa, con su mandil prendido con alfiler y Ana, su nieta, pisando ese precioso suelo antiguo hidráulico que había en la mayoría de las
casas... Sería el año 62 o 63 imagino. Yo, todavía a gatas estaría, pero la fonda siguió intacta, igual que siempre. Todavía la puedo ver y sentir, gracias a esta foto. (Siento estar tan activa últimamente, será como dice Félix, la
primavera…) Abrazos.