Estas flores, como gran ramillete, son un símbolo de lo que fue el encuentro: luz, color, alegría entrañable en los espacios vividos, recordados, cuidados y renovados, manteniendo su sello de identidad, revividos; ofrenda y expresión de amor a los antepasados y a cuantos viven en Herrera; símbolo de unión y buena ventura que deseamos a las generaciones futuras.