El Burejo es un
río cuyo curso discurre íntegramente por la provincia de
Palencia, comunidad autónoma de
Castilla y León,
España.
Nace en el pago de Prado Lozano, en el término de Colmenares de Ojeda, la primera localidad que atraviesa, para después recorrer las de Amayuelas de Ojeda, Pisón de Ojeda, Vega de Bur, Quintanatello, Olmos de Ojeda, Moarves,
San Pedro de Ojeda,
La Vid de Ojeda, Villabermudo, Zorita del Páramo y
Herrera de Pisuerga, donde desemboca en el río Pisuerga, siendo uno de los principales tributarios de este en tierra palentina.
En su cabecera, es un típico arroyo de
montaña que surge en unos prados húmedos cercanos a la llamada Peña de Cantoral en la cordillera Cantábrica, donde recoge las
aguas procedentes del deshielo y las
nevadas invernales. En la localidad de Colmenares, dobla prácticamente el caudal por la aportación del arroyo de san Millán o Valdeur. Sus otros afluentes principales, son el riachuelo Tarabás, que recibe en Olmos, reuniendo este las aguas de la parte oriental de La Ojeda a través de múltiples arroyuelos, y el río de Payo, que desemboca en el Burejo poco antes de La Vid de Ojeda y hace lo propio con las de la parte occidental. Forma el río Burejo, pues, una
cuenca o
valle que se corresponde de manera aproximada con los de la comarca tradicional de La Ojeda, que como hemos visto recorre de norte a sur.
Se trata de un río de modesto caudal, presentando un fuerte estiaje en los meses más calurosos (julio y agosto normalmente), mientras que en
invierno el deshielo y los temporales hacen que muchas veces las aguas desborden su lecho. Sus aguas son aprovechadas por los
pueblos circundantes en el regadío de, sobre todo,
fincas de patatas o ajos, lo que limita aún más el caudal en
verano.
Al tratarse de un río que no atraviesa núcleos urbanos ni grandes poblaciones, la calidad de sus aguas es buena, lo que favorece la presencia abundante de peces, como la trucha. Hay un coto de la modalidad de
pesca libre a la altura de la población de Herrera, cerca ya de su desembocadura. Antiguamente, existían muchos
molinos en sus márgenes, vinculados casi siempre a las necesidades de las poblaciones adyacentes, destacando los de Colmenares, Amayuelas y Olmos. En la actualidad casi todos ellos han desaparecido