En su origen (siglo XV), fue un pequeño templo al que en el siglo XVII se le añadieron el resto de dependencias. En su interior no ha quedado ni el más pequeño espacio sin pintar,
bóvedas incluidas. Son frescos al óleo pintados por el palentino Mariano Lantada, entre 1900 y 1903, en los que se representan escenas de la vida de la
Virgen.