He pasado muy buenos ratos, cuando niño, al pie de la cueva de la mora. Habíamos oído que alguien había conseguido adentrarse en ella así que nuestro máximo reto era entrar hasta sus profundidades, motivados sobre todo por el posible hallazgo de algún tesoro. Hicimos varios intentos, pero ésta se estrecha muy pronto y enseguida desistíamosa agobiados por la claustrofobia. Años más tarde leí la novela de Camilo José Cela, la Colmena y en ella se habla de una cueva a orillas del Burejo, que bien podría ser la Cueva de la Mora. Cela nos cuenta la truculenta historia de Dorita, una joven de 16 años, que tuvo un hijo con un seminarista, y la abandonó. "A Dorita la echaron de su casa y anduvo una temporada vagando por los pueblos, con el niño colgado de los pechos. La criatura fué a morir una noche en una cueva que hay sobre el rio Burejo, en la provincia de Palencia. La madre no dijo nada a nadie; le colgó unas piedras al cuello y lo tiró al rio, a que se lo comieran las truchas. Después, cuando ya no habia remedio, se echó a llorar y estuvo cinco dias metida en la cueva, sin ver a nadie y sin comer".
Hace poco me preocupé por la suerte que había podido correr la cueva tras las obras de la autovía en el puente que atraviesa el Burejo, y me comentan que sigue intacta.
Hace poco me preocupé por la suerte que había podido correr la cueva tras las obras de la autovía en el puente que atraviesa el Burejo, y me comentan que sigue intacta.
Curiosidades:
Camilo José Cela solicitó la colaboración del administrador de correos de Herrera de Pisuerga para documentarse sobre la localización de este paraje, la Cueva de la Mora. Aun conservo la tarjeta de agradecimiento.
De recabar documentación se ocupaba con gran empeño su primera mujer, Doña Rosario Conde Picavea. De ahí el manifiesto y público cabreo de la señora al no poder participar con su exmarido de la entrega del premio Novel, que consideraba en parte suyo, después de toda una vida de eficaz esfuerzo.
Camilo José Cela solicitó la colaboración del administrador de correos de Herrera de Pisuerga para documentarse sobre la localización de este paraje, la Cueva de la Mora. Aun conservo la tarjeta de agradecimiento.
De recabar documentación se ocupaba con gran empeño su primera mujer, Doña Rosario Conde Picavea. De ahí el manifiesto y público cabreo de la señora al no poder participar con su exmarido de la entrega del premio Novel, que consideraba en parte suyo, después de toda una vida de eficaz esfuerzo.