Hace tiempo que no voy por Herrera y me gustaria saber si sigue habiendo cangrejos o si ya no hay y si los hubiera si son los autóctonos o los americanos. Con las cangrejadas que hemos comido de niños y la de veces que íbamos a pescar. Lo del ladrillo que cuenta arambol lo conozco. En el cuérnago de la Yutera, habia una fuente en el margen opuesto a la carretera que estaba hecha de ladrillos con agujeros y los cangrejos se metían dentro, pero no habia forma de sacarlos, cuando ibas a cogerlos se metian dentro, yo creo que estaban asi de espabilados por el agua que era helada. Intentábamos pescarlos con un junco poniendo una lombriz en la punta, pero se la comian y no pescábamos ni uno. ¡Que tiempos!
Por lo que tengo entendido los cangrejos que siguen ocupando nuestros rios son los americanos, aunque en alguna zona protegida ya se está consiguiendo el cangrejo autóctono sano.
En el año 1979 pasé unos días en un pueblo de Cuenca y en el río que pasaba por ese pueblo abundaban los cangrejos. Conseguí pescar alguno a mano y al cogerlos noté que el caparazón estaba blando. Al poco tiempo hablando con un amigo biólogo me comentó lo de la plaga y vaticinó lo que después pasó.
Espero que se consiga mitigar del todo y que algún día no muy lejano podamos volver a degustar tan delicioso crustáceo.
En el año 1979 pasé unos días en un pueblo de Cuenca y en el río que pasaba por ese pueblo abundaban los cangrejos. Conseguí pescar alguno a mano y al cogerlos noté que el caparazón estaba blando. Al poco tiempo hablando con un amigo biólogo me comentó lo de la plaga y vaticinó lo que después pasó.
Espero que se consiga mitigar del todo y que algún día no muy lejano podamos volver a degustar tan delicioso crustáceo.
Yo tengo un cuñado jienense que durante las vacaciones de un verano en Herrera, hace ya la friolera de 34 años, aprendió y practicó la pesca del cangrejo y la verdad que lo aprendió bien, porque venia con las talegas bien repletas. Esos cangrejos, como es lógico, luego se cocinaban y en familia los comíamos. Mi cuñado, se quejaba de la habilidad que teníamos para pelarlos, y todavía hoy suele recordarme que me dejaba las pinzas para el final, mientras él apuraba pieza a pieza, por lo que a mí me daba tiempo a comer "algunos" más.