Totalmente de acuerdo, con lo lamentable que fue destruir una joya arquitectónica del siglo XX. Pero sobre todo en cuanto a su valor sentimental, para los que hemos estudiado allí muchos años, que ya no podemos ver ante nuestros ojos los edificios que tantos recuerdos nos afloran cuando pensamos en él.
Aunque, entrando unicamente en el aspecto de la construcción, señalar que, por lo menos los últimos años que estudié allí, tenía muchas lagunas: goteras por doquier, un frío intenso en invierno, ventanas rotas, etc.
De todas formas, hay dos fases muy diferenciadas en el colegio: una primera, la de los Salesianos, que es tan alegre y llena de vida, como dice Genín (al que saludo, no se si se acordará que incluso coincidimos un año en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid), y una segunda etapa la de los " Siervos de la Iglesia ", mucho más gris y triste.
Mención especial en esa segunda atapa a Don Guido, una persona fantastíca, con un aguante impresionante, y del que recuerdo un taco que decía cuando se cabreaba que fonéticamente sonaba algo así como " ma porco iudo diablo" - no se la traducción.
Aunque, entrando unicamente en el aspecto de la construcción, señalar que, por lo menos los últimos años que estudié allí, tenía muchas lagunas: goteras por doquier, un frío intenso en invierno, ventanas rotas, etc.
De todas formas, hay dos fases muy diferenciadas en el colegio: una primera, la de los Salesianos, que es tan alegre y llena de vida, como dice Genín (al que saludo, no se si se acordará que incluso coincidimos un año en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid), y una segunda etapa la de los " Siervos de la Iglesia ", mucho más gris y triste.
Mención especial en esa segunda atapa a Don Guido, una persona fantastíca, con un aguante impresionante, y del que recuerdo un taco que decía cuando se cabreaba que fonéticamente sonaba algo así como " ma porco iudo diablo" - no se la traducción.