Era el día 3 de febrero del año 67 ó 68, un grupo de niños de herrera, se dirigieron a ese
pueblo con el fín de disfrutar del día de
San Blas; como no tenían diversión alguna, se les ocurrio reunir a todas las gallinas del pueblo y meterlas en la
iglesia; asi lo hicieron, acto seguido regresaron a Herrera, por si acaso.
Real como la vida misma