Ana, que entrañable me resulta ver esta imagen de Tello y Raquel en ese huerto.
Hoy en día es deplorable contemplar ese edificio en el estado de abandono que se encuentra. Parece mentira que sea el mismo de aquellos años con las oficinas de Correos y Telégrafos en funcionamiento y los pisos en la parte de arriba tan llenos de vida.
Este año no resistí a la tentación de asomarme por una rendija que tenía la portonera para ver el huerto. Aquello era la jungla. Nada que ver con lo que había sido. Y me acordé de los pepinos que nunca crecían porque Rosi y Ofelia, a escondidas, se encargaban de comérselos, para desesperación de mi tio Ernesto.....
Hoy en día es deplorable contemplar ese edificio en el estado de abandono que se encuentra. Parece mentira que sea el mismo de aquellos años con las oficinas de Correos y Telégrafos en funcionamiento y los pisos en la parte de arriba tan llenos de vida.
Este año no resistí a la tentación de asomarme por una rendija que tenía la portonera para ver el huerto. Aquello era la jungla. Nada que ver con lo que había sido. Y me acordé de los pepinos que nunca crecían porque Rosi y Ofelia, a escondidas, se encargaban de comérselos, para desesperación de mi tio Ernesto.....