Triste Semana Santa. Todos los comercios de la plaza cerrados al paso de las procesiones. El pueblo rezumaba tristeza y ese recuerdo me persigue desde mi niñez; no había ningún tipo de actividad lúdica, salvo la de los bares con las charpas. Quizás también tenga que ver con el contraste que me supuso la Semana Santa en Huelva y Sevilla cuando vine a trabajar a estas tierras. Todo un "espectáculo". Un saludo para todos.