Al hablar de las requisas que sufrió la familia Cosgaya, me ha venido a la memoria una cosa parecida que contaba mi padre. A una vecina de Herrera, viuda de guerra, le requisaron la máquina de coser con la que se ganaba la vida para dar de comer a sus hijos. Después de mucho interceder, se consiguió que se la devolvieran y se pudo enmendar esa injusticia. No recuerdo el nombre de la señora de la que hablo, a lo mejor algún forero recuerda algo.