QUÉ PASÓ CON EL PATIO DE LA PEÑA GARIGOLO.
Omitiendo nombres y, a la vez, inculpando a toda la Peña que se benefició del hecho paso a relatar el suceso que nos permitió tener un espectacular patio para nuestras fiestas.
La casa era de los padres de Abrahanín y Javi (actual alcalde). Nosotros ocupábamos la entrada y 2 habitaciones. Teníamos nuestra barra, nuestra nevera, nuestra bebida y las vistas al exterior se limitaban a una ventana que daba a un patio en el que había gallinas, que cuidaba con esmero la dueña y no quería desprenderse de ellas porque se entretenía cuidándolas.
De todos es sabido que las gallinas solo sirven para poner huevos, comer, ensuciar mucho (de ahí el dicho "tiene más mierda que el palo de un gallinero" y al final hacer buen caldo. Su nivel de inteligencia es limitado (tienen el cerebro pequeño). Comen, comen y comen. Se lo comen todo, cae algo cerca de ellas y se lo comen y de ahí surgió la idea.
En una sesión de esas en las que quedaban culos en los vasos de bebida, quizás porque no nos cabían en el estómago y con unas pipas que alguien, al recogerlas, las puso en un vaso y se remojaron de algún brebaje de sobra. Se cayo el vaso por la ventana y en un momento desaparecieron. ¡las gallinas se las comieron rápidamente!. El tema nos hizo gracia y cada día tenían su ración, a fin de cuentas si las gallinas vivían en la peña debían tener privilegios como nosotros y, de vez en cuando, les dábamos su ración de "cereales enriquecidos".
No fuimos conscientes de las consecuencias, pero empezamos a escuchar "no se que pasa, pero se me están muriendo la gallinas". Nadie pensó en que nuestro menú especial podía tener algo que ver con la epidemia. No hay estudios veterinarios sobre el tema. En nuestra peña se seguín distintas carreras, pero nadie la de veterinaria.
El resultado fue que un día nos encontramos con la agradable sorpresa de que podíamos usar el patio. Rápidamente, como cada uno sabía hacer una cosa, lo limpiamos y lo transformamos en un precioso patio de peña (posiblemente la rapidez se debió a que no hubiera un arrepentimiento y nos quedáramos otra vez sin patio).
No hubo investigaciones, ni acusaciones, no existía el CSI, no se volvió a hablar de las gallinas, no hubo culpables...
Sacad conclusiones pero no hay pruebas. Esto es un relato que bien podría ser un ficción.
Lo que quizás deberíamos haber reconocido que las gallinas, por su gula y escasa inteligencia, a lo mejor nos hicieron un favor...
Omitiendo nombres y, a la vez, inculpando a toda la Peña que se benefició del hecho paso a relatar el suceso que nos permitió tener un espectacular patio para nuestras fiestas.
La casa era de los padres de Abrahanín y Javi (actual alcalde). Nosotros ocupábamos la entrada y 2 habitaciones. Teníamos nuestra barra, nuestra nevera, nuestra bebida y las vistas al exterior se limitaban a una ventana que daba a un patio en el que había gallinas, que cuidaba con esmero la dueña y no quería desprenderse de ellas porque se entretenía cuidándolas.
De todos es sabido que las gallinas solo sirven para poner huevos, comer, ensuciar mucho (de ahí el dicho "tiene más mierda que el palo de un gallinero" y al final hacer buen caldo. Su nivel de inteligencia es limitado (tienen el cerebro pequeño). Comen, comen y comen. Se lo comen todo, cae algo cerca de ellas y se lo comen y de ahí surgió la idea.
En una sesión de esas en las que quedaban culos en los vasos de bebida, quizás porque no nos cabían en el estómago y con unas pipas que alguien, al recogerlas, las puso en un vaso y se remojaron de algún brebaje de sobra. Se cayo el vaso por la ventana y en un momento desaparecieron. ¡las gallinas se las comieron rápidamente!. El tema nos hizo gracia y cada día tenían su ración, a fin de cuentas si las gallinas vivían en la peña debían tener privilegios como nosotros y, de vez en cuando, les dábamos su ración de "cereales enriquecidos".
No fuimos conscientes de las consecuencias, pero empezamos a escuchar "no se que pasa, pero se me están muriendo la gallinas". Nadie pensó en que nuestro menú especial podía tener algo que ver con la epidemia. No hay estudios veterinarios sobre el tema. En nuestra peña se seguín distintas carreras, pero nadie la de veterinaria.
El resultado fue que un día nos encontramos con la agradable sorpresa de que podíamos usar el patio. Rápidamente, como cada uno sabía hacer una cosa, lo limpiamos y lo transformamos en un precioso patio de peña (posiblemente la rapidez se debió a que no hubiera un arrepentimiento y nos quedáramos otra vez sin patio).
No hubo investigaciones, ni acusaciones, no existía el CSI, no se volvió a hablar de las gallinas, no hubo culpables...
Sacad conclusiones pero no hay pruebas. Esto es un relato que bien podría ser un ficción.
Lo que quizás deberíamos haber reconocido que las gallinas, por su gula y escasa inteligencia, a lo mejor nos hicieron un favor...