Efectivamente, las "casillas" servian para muchas cosas. Guardar
aperos, merendar, almorzar, dormir la
siesta, guarecerse de la
lluvia, cuando el sol calentaba en el
verano "desconectar"el pesado azadón por un rato de merecida
sombra. En fin para multitud de cosas sirve este lugar.
Lo que pienso de la vida del hortelano de antes, es que era dura y sacrificada.
Termino con una frase relacionada con este tema. Dice así: QUIÉN TIENE UNA
HUERTA
TIENE UN REGALO, TERMINA LA BERZA Y EMPIEZA EL NABO.
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