Mi hermano, alguna vez me ha confesado que los devuelve al
río, después de
pescar. Debe haberse vuelto ecologista con los años o se ha cansado de cocinarlos... (Ninguna de las dos opciones le pegan, la verdad. Sobre todo, porque mi madre los prepara riquísimos. ¡Humm, por cierto, cómo cocina la señora Justi!)