No recuerdo haber visto marionetas en Herrera pero si recuerdo los títeres de la plaza. Cuando los titiriteros llagaban era como un día de fiesta, todos los chiguitos nos poníamos contentos pues ya se sabia que aquella noche había fiesta en la plaza, no siempre nos dejaban asistir pero insistíamos hasta convencerlos, pues sacrificábamos a los padres a acompañarnos, era muy divertido solían representar una historia como un teatrillo y también hacia juegos malabares todos nos quedábamos con la boca abierta ya que no era como ahora que los niños ven a través de la televisión de todo, para nosotros era una novedad. Era al aire libre los recuerdo enfrente del pilón mas o menos donde hoy están los restos entre los arcos de los soportales ponían un telón y eso era el escenario cada uno llevábamos nuestra silla y a disfrutar, pasaban la bandeja y me supongo que todos llevábamos la perra gorda con la que contribuíamos a agradecer su actuación, también solían hacer una rifa, hacían como una pequeña subasta con las tiras de los números y los mayores compraban, solían rifar unas cazuelas de porcelana las recuerdo atadas con una cuerda una encima de otra como una torre Como anécdota aunque sea personal (espero que me lo consientan los mas críticos) le tocó a mi hermana fueron 5 botellas de licores diferentes, imaginaros la alegría y como corrimos a enseñárselas a mi padre que nos estaba esperando en los soportales de la farmacia´, que recuerdos, espero que otros foreros tengan otra vivencias y nos las hagan participes. Un saludo para todos. ¿Alguien recuerda al trapero? puede ser un bonito tema
A mí lo que me viene a la memoria provocado por vuestros interesantes recuerdos son los campamentos de titiriteros que, en alguna ocasión, pude contemplar instalados en La Fuente de los Caños, junto a los lavaderos. Aquellos pintorescos carromatos, las peculiares vestimentas, la cabra..., aquellos niños que contestaban desafiantemente a nuestras timoratas miradas. El miedo, el desconocimiento impedía cualquier tipo de acercamiento. El descubrimiento de otras realidades diferentes a las nuestras se quedó en eso, en una curiosidad insatisfecha que, o bien me quitó el sueño o pasó a formar parte de ellos, de todo hubo, hasta el miedo a que me raptasen.
Cosas de niñez, la pena es que estas actitudes tambien son frecuentes en los adultos. El desconocimiento, el miedo impide la comunicación con los que creemos diferentes provocando actitudes de intolerancia.
Cosas de niñez, la pena es que estas actitudes tambien son frecuentes en los adultos. El desconocimiento, el miedo impide la comunicación con los que creemos diferentes provocando actitudes de intolerancia.