La anécdota de la
ventana fué apoteósica. Nosotras desde la
calle, fué como ver una escena de una película de los hermanos Marx en directo. A ver si algún día Lydia quiere explicarla.
Sé que en estos días os veréis y estoy rabiosa de envidia (y no de la sana) porque esta desazón que tengo dentro no puede ser buena. Espero que disfrutéis mucho y que me recordéis un poquitín. Ojalá que nuestros planes de mayo se hagan realidad.
¡Pasadlo muy bien! Un beso para los tres.