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HERRERA DE PISUERGA: Has traído a mis recuerdos las hogueras de San Isidro....

Aprovechando que hoy es 15 de mayo, a la sazón festividad de San Isidro Labrador, quiero hacer mi humilde aportación sobre este particular. En Herrera, como en otros lugares de España, donde la agricultura forma parte de las actividades cotidianas de sus gentes, existe la tradición de honrar a este santo, que a su vez también es celebrado en Madrid, por ser su patrón oficial. La biografía de San Isidro nos dice que nació y murió en la Edad Media, parece ser claro está, en Madrid. Estaba casado con María de la Cabeza, que andando el tiempo llegó a merecer la santidad. San Isidro fue canonizado en el año del señor de 1622 y a partir de entonces, como cuentan las crónicas, el rey de España Felipe III lo proclamó patrón de la villa y corte, en medio de gran pompa y solemnidad en la plaza mayor de Madrid. Pero voy a recordar, claro está la tradición de la festividad de San Isidro Labrador en Herrera de Pisuerga. Es costumbre hacerlo con una celebración del santo sacrificio de la misa, para seguidamente dar paso a la procesión del santo por algunas calles de la localidad. También se suelen realizar carrozas engalanadas para la ocasión. Yo recuerdo que la víspera del día 15, se hacían hogueras en divesos puntos del pueblo, como por ejemplo en las eras del Calvario o en la Jericó, como estas hogueras me pillaban cerca de casa (viviendo yo en la calle Colón número uno), aprovechaba junto con otros chiguitos para pasar un rato. Ya por la noche tenía lugar, en la Plaza Mayor la verbena que solía estar amenizada, como era costumbre por la orquesta Angelillo. En fin, tradiciones y costumbres añejas que no merecen ser echadas en olvido. Tenemos que perdurarlas porque forman parte de las tradiciones y por que no decirlo, de las creencias de nuestros padres y abuelos.

Has traído a mis recuerdos las hogueras de San Isidro.
Algunos años, los chabales quemaban torres de neumáticos en una era de la Jericó cercana a la John Deere. Esto producía unas enormes columnas de humo negro y acababan tirando trozos de Uralita al fuego que estallaban. Como poco, aquello era tóxico, contaminante y el amianto de la Uralita cancerígeno pero la gente nos acercábamos a ver el espectáculo que ya era obvio desde lejos.
También se quemó algún que otro carro, previa petición al propietario, que hoy en día se conservaría como reliquia de anticuario pero entonces "no servía para nada".