Sirva esta imágen para ilustrar el comentario que ahora paso a desarrollar. Se trata de la casa de D. Baldomero Macho San Millán, farmaceútico de Herrera y de cuyo establecimiento guardo algún recuerdo. Esta farmacia o botica, como se tenía costumbre denominar este tipo de locales (de ahí que las personas que los regentaban recibieran el apelativo de boticarios), era una estancia en cierto modo amplia y con el piso de madera. Cuando uno entraba en ella, enseguida se impregnaba de los olores propios de los productos que allí se despachaban. Tampoco olvidemos que D. Baldomero disponía de un laboratorio para elaborar jarabes y otros remedios para las distintas dolencias propias del ser humano. Asimismo este señor, colaboraba según parece como corresponsal con sus crónicas de Herrera en el Diario Palentino, con el seudónimo Juan de Herrera. Hay que leer su escrito en dicho periódico refiriendose al derribo de un tilo, situado en el paseo alusivo a este tipo de árbol.