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HERRERA DE PISUERGA: Bueno, bueno, la arena blanca que vendía Alejo én la...

Este carro bien podía tratarse del que Manolo Escobar no encontraba. Carros como el que aparece en la fotografía, era costumbre ver en calles y carreteras, ya que se utilizaba con mucha frecuencia como medio de transporte. Los labradores y hortelanos de Herrera, llevaban sus productos en ellos. Estos últimos acostumbraban a subir las hortalizas, desde la huerta hasta sus domicilios para, posteriormente venderlas el miércoles en el mercado. Yo recuerdo también al señor Alejo, el arenero con su carro y su caballo blanco, ir por las calles llevando lo que solía vender, eso arena. El carro servía también para transportar el carbón de bolas en cestos, este carro del carbón lo conducía el señor Fausto Mediavilla. Y el señor Maudilio, el abuelo de la forera Lydia, llevando el pan del señor Antonio Espinosa para venderlo a domicilio. Y como no, el carro de la basura que si mal no recuerdo, tenía el armazón metálico. Este lo solía controlar el señor Isaías Serna. Si me dejo algún carro en el tintero, lo siento y espero que os haya gustado.

Yo recuerdo al Sr. Alejo, allí compraba la arene blanca con la que mi medre fregaba los banzos de la escalera de donde vivíamos, el edificio de teléfonos. Entonces aparecía Murphi y llovía con lo que cada vez que volvíamos a casa nos tocaba bronca por no limpiarnos bien los pies. También recuerdo cuando a los carros se les ponía unos alargos de madera en las esquinas, una red alrededor y se llenaban de paja para guardar el los pajares. Eso provocaba una especie de polvillo dorado en la calle que parecía oro y era muy peligroso para las bicicletas.

Bueno, bueno, la arena blanca que vendía Alejo én la calle La Piedod. En la calle Cantarranas lo vendía José Doce. Un recuerdo a las madres que se dejaban la piel en aquellas escaleras fregadas con arena, estropajo de esparto, y agua, las tenían siempre limpísimas..... Ademas como cantaban mientras limpiaban!. Seguro que recordais alguna persona que verdademente cantaba muy bien. Al menos, con menos cosas, demostraban más alegria que nosotros ahora.
Saludos.