Paso varias veces al día por este rincón herrerense, claro está, cuando disfruto del placer que proporcionan las jornadas vacacionales. No hay una sola ocasión que no recuerde esta singular callejuela plagada de tiestos en los años 60 y 70. Se echa de menos aquellas flores que con tanta alegría adornaban los dos laterales desde la entrada, parecía un patio cordobés.
Saludos Marino9
Saludos Marino9