Gigantea,
estos "cacharritos" son los juguetes con los que jugó mi abuela, después mi madre y mis tías y un poco más tarde, lo hicé también, yo. Están muy "picados" por los años, los golpes y el uso. Mi amiga Violeta, todavía se acuerda de ellos jugando en el portal de mi casa, cuando éramos unas "viejecitas" de cuatro años. Me imagino que estos juguetes pertenecerían a lo que tu denominas en tu museo, jugetes que imitan oficios o quehaceres de los mayores.
Dentro de los cacharritos van besos para mis amigos Chiborro y Violeta.
Y por supuesto, un abrazo para ti, Pedro.
estos "cacharritos" son los juguetes con los que jugó mi abuela, después mi madre y mis tías y un poco más tarde, lo hicé también, yo. Están muy "picados" por los años, los golpes y el uso. Mi amiga Violeta, todavía se acuerda de ellos jugando en el portal de mi casa, cuando éramos unas "viejecitas" de cuatro años. Me imagino que estos juguetes pertenecerían a lo que tu denominas en tu museo, jugetes que imitan oficios o quehaceres de los mayores.
Dentro de los cacharritos van besos para mis amigos Chiborro y Violeta.
Y por supuesto, un abrazo para ti, Pedro.
Lydia, estos cacharritos son un verdadero tesoro, ya veo que así los consideras al exponerlos de forma tan delicada. Como tú bien dices son juguetes de imitación o simbólicos con los que los niños y niñas jugaban y juegan a "ser mayores" (veo que aprendiste bien la lección, así da gusto explicar las cosas).
Y hablando de cacharritos es posible que alguien recuerde aquellos que confeccionábamos a mano con arcilla recogida de la ribera del río: tacitas, jarras, cazuelitas y otros enseres de cocina tan rústicos como perecederos, ya que el barro carecía de cocción, pero que nos hacían pasar tan buenos ratos y de paso dábamos rienda suelta a nuestra infantil creatividad.
Y como de niños hablamos, quiero decir que siento una gran alegría por los nuevos nacimientos y también quiero felicitar a los nuevos abuelos y abuelas, mamás y papás.
Y hablando de cacharritos es posible que alguien recuerde aquellos que confeccionábamos a mano con arcilla recogida de la ribera del río: tacitas, jarras, cazuelitas y otros enseres de cocina tan rústicos como perecederos, ya que el barro carecía de cocción, pero que nos hacían pasar tan buenos ratos y de paso dábamos rienda suelta a nuestra infantil creatividad.
Y como de niños hablamos, quiero decir que siento una gran alegría por los nuevos nacimientos y también quiero felicitar a los nuevos abuelos y abuelas, mamás y papás.