Los domingos, a misa de 10, la misa de los niños y después esa alcayata cobraba vida y la primera visita era para ver si daban una TOLERADA, de indios, de tiros, de espadachines o de romanos. Ahí estaban LA CARTELERA, y PIEDAD, siempre atenta, simpática y nerviosa. Cuantas historias han colgado de ese clavo que todavía está después de tantos años.
Seguro que ahora, cuando pasemos por esa casa, lo miraremos y por unos instantes la fachada tomará vida, retrocederá el tiempo y nos veremos 40 años más jóvenes mirando la cartelera...
Seguro que ahora, cuando pasemos por esa casa, lo miraremos y por unos instantes la fachada tomará vida, retrocederá el tiempo y nos veremos 40 años más jóvenes mirando la cartelera...