Chiborro,
a esta orquesta le debo yo mis "salidas nocturnas". Como Piedacita, la hija de Angelillo era amiga, mi abuela me dejaba venir con ella después de las verbenas. Así que, hasta que Angelillo no recogía el instrumental, no llegábamos a casa. Esto se traducía a regresar casi las últimas a nuestras respectivas casas. Cuando contaba en Madrid que me dejaban regresar a casa de madrugada, siendo una cría de 11 o 12 años, mis amigas alucinaban y yo me chuleaba mucho. Por desgracia, eso ocurría cuando era, como digo, más cría. Según fui creciendo, mi abuela me ató más corto y los horarios cambiaron drásticamente para mal y se fueron acortando. Ya no se fiaba. Siempre acabábamos tarifando sobre la hora de regreso a casa. Aún así, no era mala negociadora y llegaba a buenos acuerdos. Supongo que por no oírme, mi abuela claudicaba. Eso sí, tenía que llegar a casa antes que el resto de mis primos. Siempre fueron muy machistas en casa y me tocó pelear mucho, siendo la primera nieta. El resto de mis hermanas y primas lo tuvieron "chupao". ¡Qué épocas aquellas, parecen mentira, pero eran tan real como la vida misma!
a esta orquesta le debo yo mis "salidas nocturnas". Como Piedacita, la hija de Angelillo era amiga, mi abuela me dejaba venir con ella después de las verbenas. Así que, hasta que Angelillo no recogía el instrumental, no llegábamos a casa. Esto se traducía a regresar casi las últimas a nuestras respectivas casas. Cuando contaba en Madrid que me dejaban regresar a casa de madrugada, siendo una cría de 11 o 12 años, mis amigas alucinaban y yo me chuleaba mucho. Por desgracia, eso ocurría cuando era, como digo, más cría. Según fui creciendo, mi abuela me ató más corto y los horarios cambiaron drásticamente para mal y se fueron acortando. Ya no se fiaba. Siempre acabábamos tarifando sobre la hora de regreso a casa. Aún así, no era mala negociadora y llegaba a buenos acuerdos. Supongo que por no oírme, mi abuela claudicaba. Eso sí, tenía que llegar a casa antes que el resto de mis primos. Siempre fueron muy machistas en casa y me tocó pelear mucho, siendo la primera nieta. El resto de mis hermanas y primas lo tuvieron "chupao". ¡Qué épocas aquellas, parecen mentira, pero eran tan real como la vida misma!