Estas frías tardes de invierno son apetecibles para revolver entre estanterías o cajones, que llevan esa mácula del tiempo y encontrar un viejo libro de poemas, poesías del aquel viejo libro que descansa en el estante, siempre listo para desempolvar y ojear de nuevo evocando recuerdos, nostalgias de nuestra vida, de amores vividos que como fantasmas flotan en nuestra mente. En nuestro hogar con esa calefacción de hoy en día, ni mucha ni poca, la justa. O escuchando el chisporroteo de esos troncos de leña, mientras las llamas dibujan una y mil figuras que nuestros ojos siguen con extraño deleite.
Escribo esta entrada porque a mi cabeza afloran muchos recuerdos entrañables y muy queridos para mi.
He localizado unos pequeños poemas de Miguel Hernández. Para mi fue el poeta que mejor comprendió lo incomprendido de los labriegos, la dureza del trabajo y los sufrimientos de los campesinos. Va para ellos esta publicación, donde quiero encerrar mi admiración y cariño por aquellos que arañando la tierra con mucho sudor y lagrimas sacaron a sus familias adelante
Y dice asi:
Después de haber cavado este barbecho
me tomare un descanso por la grama
y beberé del agua que en la rama,
su esclava nieve aumenta en mi provecho.
Todo el cuerpo me huele a recién hecho
por el jugoso fuego que lo inflama,
y la creación que adoro se derrama
a mi mucha fatiga como un lecho.
Se tomará descanso el hortelano
y entretendrá sus penas combatido
por el salubre sol y el tiempo manso.
Y otra vez, inclinando el cuerpo y mano,
seguirá ante la tierra perseguido
por la sombra del último descanso.
Escribo esta entrada porque a mi cabeza afloran muchos recuerdos entrañables y muy queridos para mi.
He localizado unos pequeños poemas de Miguel Hernández. Para mi fue el poeta que mejor comprendió lo incomprendido de los labriegos, la dureza del trabajo y los sufrimientos de los campesinos. Va para ellos esta publicación, donde quiero encerrar mi admiración y cariño por aquellos que arañando la tierra con mucho sudor y lagrimas sacaron a sus familias adelante
Y dice asi:
Después de haber cavado este barbecho
me tomare un descanso por la grama
y beberé del agua que en la rama,
su esclava nieve aumenta en mi provecho.
Todo el cuerpo me huele a recién hecho
por el jugoso fuego que lo inflama,
y la creación que adoro se derrama
a mi mucha fatiga como un lecho.
Se tomará descanso el hortelano
y entretendrá sus penas combatido
por el salubre sol y el tiempo manso.
Y otra vez, inclinando el cuerpo y mano,
seguirá ante la tierra perseguido
por la sombra del último descanso.
Gonzalo, precioso poema de mi admirado MIGUEL HERNANDEZ.
A pesar de su corta vida nos dejó un gran legado.
Toda su obra es bellísima. Debido al tema que nos ocupa destacaría NANAS DE LA CEBOLLA. Para mi un poema conmovedor.
Finalizo con un refran, dice así: quien tiene una huerta tiene un regalo, termina la berza y empieza el nabo.
Saludos.
A pesar de su corta vida nos dejó un gran legado.
Toda su obra es bellísima. Debido al tema que nos ocupa destacaría NANAS DE LA CEBOLLA. Para mi un poema conmovedor.
Finalizo con un refran, dice así: quien tiene una huerta tiene un regalo, termina la berza y empieza el nabo.
Saludos.