A la atención de emilio y cuantos pescadores hay en este foro.
Sobre la pesca, se lo justo, es decir nada de nada, me ocurre lo mismo con la caza, por supuesto que estas dos actividades no figuran en la lista de mis aficiones, no obstante cuando era niño participaba en la primera de éstas, me compre unos metros de sedal (me parece recordar que lo llamábamos hilo de coco), un flotador, un plomo y un anzuelo, con un palo seco, me fabrique una caña, de cebo poníamos un trozo de lombriz, un poco de pan o un bicho que hay bajo las piedras de rio (no recuerdo su nombre), con todo lo narrado a intentar pescar más que los otros amigos, por supuesto que no pescaba nada. Con el tiempo descubrí que mi caña estaba descompensada, el flotador era muy grande con respecto al plomo, tenía que picar un pez grande para que éste se sumergiera, el que solía ganar era Manolo (Esquila), hijo de pecador y cazador, éste jugaba con ventaja. Mediante las enseñanzas de un familiar aprendí más y conseguí pescar algunos pececillos, los cuales introducía sus agallas en un junco y todo orgulloso iba mostrándolos a mis amigos.
La pesca con caña en rio es un arte, pero la pesca con caña en mar es una cátedra, en una ocasión escuche los comentarios de dos pescadores, asiduos a concursos de pesca marítima, me quede asombrado de las cosas que sabían al respecto, que si tal pescado le entra a la lombriz, o al gusano, etc.., que por la noche se pesca ese o aquel, por el día otro, en verano uno distinto al invierno, les hay de roca, les hay de arena, próximos a la costa, distantes de ésta, pescado de fondo o superficie, hay una infinidad de posibilidades. De lo que no tengo duda que los pescadores de caña en mar, son unos avaros y unos vagos con relación a los pescadores de mi pueblo, los del lugar donde nací emplean solo una caña, los ostros 5, 6 o más y son unos vagos porque no están atentos al flotador, están hablando con otros, leyendo, etc… ¿Qué como saben si pican?, les colocan un cascabel en la punta de la caña.
Hay otra modalidad de caña, la de pesca en altura, si los anteriores son vagos, no digo nada de estos, se sientan en una butaca, dejan caer el plomo en el mar y cuando siente que han picado, aprietan un pulsador y mediante un motor eléctrico recogen el sedal. La jornada de estos pescadores comienza por la mañana, suben víveres a la embarcación, entre los que hay que destacar alguna caja de cerveza. A su regreso se observa que han sufrido mucho, tienen la cara roja, al parecer del sol, lo curioso que solo es en la cara, en los brazos el astro rey no ha hecho ningún efectos, es tal el esfuerzo que han tenido que hacer, que hasta el musculo de la lengua tiene dificultad para articular palabras y tanta horas moviéndose la barca, les genera un desequilibrio, que cuando están en tierra van haciendo eses. A lo narrado, algún osado lo llama “deporte de la pesca”
. Por supuesto que he exagerado mucho lo que verdaderamente ocurre en la jornada de pesca, pero no descarto que en alguna ocasión haya podido ocurrir.
Es posible que a alguno de los foreros, no les guste lo descrito, porque escribo más sobre el mar que sobre el rio de mi pueblo, pues lo siento por él o por ellos. Solo he perseguido hacer una comparación entre un medio y el otro.
Sobre la pesca, se lo justo, es decir nada de nada, me ocurre lo mismo con la caza, por supuesto que estas dos actividades no figuran en la lista de mis aficiones, no obstante cuando era niño participaba en la primera de éstas, me compre unos metros de sedal (me parece recordar que lo llamábamos hilo de coco), un flotador, un plomo y un anzuelo, con un palo seco, me fabrique una caña, de cebo poníamos un trozo de lombriz, un poco de pan o un bicho que hay bajo las piedras de rio (no recuerdo su nombre), con todo lo narrado a intentar pescar más que los otros amigos, por supuesto que no pescaba nada. Con el tiempo descubrí que mi caña estaba descompensada, el flotador era muy grande con respecto al plomo, tenía que picar un pez grande para que éste se sumergiera, el que solía ganar era Manolo (Esquila), hijo de pecador y cazador, éste jugaba con ventaja. Mediante las enseñanzas de un familiar aprendí más y conseguí pescar algunos pececillos, los cuales introducía sus agallas en un junco y todo orgulloso iba mostrándolos a mis amigos.
La pesca con caña en rio es un arte, pero la pesca con caña en mar es una cátedra, en una ocasión escuche los comentarios de dos pescadores, asiduos a concursos de pesca marítima, me quede asombrado de las cosas que sabían al respecto, que si tal pescado le entra a la lombriz, o al gusano, etc.., que por la noche se pesca ese o aquel, por el día otro, en verano uno distinto al invierno, les hay de roca, les hay de arena, próximos a la costa, distantes de ésta, pescado de fondo o superficie, hay una infinidad de posibilidades. De lo que no tengo duda que los pescadores de caña en mar, son unos avaros y unos vagos con relación a los pescadores de mi pueblo, los del lugar donde nací emplean solo una caña, los ostros 5, 6 o más y son unos vagos porque no están atentos al flotador, están hablando con otros, leyendo, etc… ¿Qué como saben si pican?, les colocan un cascabel en la punta de la caña.
Hay otra modalidad de caña, la de pesca en altura, si los anteriores son vagos, no digo nada de estos, se sientan en una butaca, dejan caer el plomo en el mar y cuando siente que han picado, aprietan un pulsador y mediante un motor eléctrico recogen el sedal. La jornada de estos pescadores comienza por la mañana, suben víveres a la embarcación, entre los que hay que destacar alguna caja de cerveza. A su regreso se observa que han sufrido mucho, tienen la cara roja, al parecer del sol, lo curioso que solo es en la cara, en los brazos el astro rey no ha hecho ningún efectos, es tal el esfuerzo que han tenido que hacer, que hasta el musculo de la lengua tiene dificultad para articular palabras y tanta horas moviéndose la barca, les genera un desequilibrio, que cuando están en tierra van haciendo eses. A lo narrado, algún osado lo llama “deporte de la pesca”
. Por supuesto que he exagerado mucho lo que verdaderamente ocurre en la jornada de pesca, pero no descarto que en alguna ocasión haya podido ocurrir.
Es posible que a alguno de los foreros, no les guste lo descrito, porque escribo más sobre el mar que sobre el rio de mi pueblo, pues lo siento por él o por ellos. Solo he perseguido hacer una comparación entre un medio y el otro.