¡Mira que Herrera ha disfrutado de bares! Cada uno con sus horas y su ambiente, con su público. Todos singulares, con diferentes reclamos en las horas del día o de la noche. Bares para la ronda de los chatos, de partidas de cartas, dominó..., de serios vicios donde jugarse los cuartos y más variopintas apuestas. Bares de los domingos, chato y pincho y hasta marisco bien fresquito del Cantábrico.
Bares, chascarrillos, dichos, frases de ingenio, humor y genio compartidos. Cuanta filosofía popular derrochada a borbotones delante y detrás de aquellas barras atrayendo la atención de paisanos y forasteros, cuantos momentos gloriosos se habrán perdido en las memorias y cuantos recordados. Momentos únicos que alguna vez escuche y los más que me perdí.
En este bar, el de Mosca, el de Peral o La Parcela… Pocos, pero mágicos momentos guarda mi memoria de este lugar antes de que lo perdiéramos. Porrón y aceitunas gordas sobre la mesa y la jerga de su último morador de voz rota y mirada sabia. Todo un placer
Saludos
Bares, chascarrillos, dichos, frases de ingenio, humor y genio compartidos. Cuanta filosofía popular derrochada a borbotones delante y detrás de aquellas barras atrayendo la atención de paisanos y forasteros, cuantos momentos gloriosos se habrán perdido en las memorias y cuantos recordados. Momentos únicos que alguna vez escuche y los más que me perdí.
En este bar, el de Mosca, el de Peral o La Parcela… Pocos, pero mágicos momentos guarda mi memoria de este lugar antes de que lo perdiéramos. Porrón y aceitunas gordas sobre la mesa y la jerga de su último morador de voz rota y mirada sabia. Todo un placer
Saludos
Cuanta verdad en lo que cuentas y qué bien lo cuentas, Ana.
Yo de este bar guardo muchos recuerdos, pero de todos me quedo con el de un verano adolescente, cuando al caer la tarde, tarde tras tarde, al salir de la piscina, acudíamos allí a saciar nuestra sed. Entre amigos y risas, bebíamos aquella sidra en porrón que nos sabía a gloria bendita.
Y de Nano recuerdo sus manos. Unas manos grandes, enormes. Reparé en ellas no siendo ya tan niña, por lo que el tamaño debía de ser considerable de verdad. En fin, nimiedades en las que se fija una, ¿qué le vamos a hacer?
Yo de este bar guardo muchos recuerdos, pero de todos me quedo con el de un verano adolescente, cuando al caer la tarde, tarde tras tarde, al salir de la piscina, acudíamos allí a saciar nuestra sed. Entre amigos y risas, bebíamos aquella sidra en porrón que nos sabía a gloria bendita.
Y de Nano recuerdo sus manos. Unas manos grandes, enormes. Reparé en ellas no siendo ya tan niña, por lo que el tamaño debía de ser considerable de verdad. En fin, nimiedades en las que se fija una, ¿qué le vamos a hacer?