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Arambol, seguro que recuerdas a Muricio, número 1, y Santiago, número 4 y a Sole, número 7. Espero que esta foto te haya impresionado tanto como a mi, pues está hecha en nuestro barrio. Un abrazo.
Me parece que la fecha no coincide con la realidad, Mauricio y Santiago nacieron un año antes que nosotros, en ese fecha tendrían unos cuatro años, me parecen muy desarrollados para esa edad
Al observar esta fotografía, me llega a la memoria porque nunca me aburría en el barrio San Pedro, nunca faltaba un niño con el que jugar.
Mauricio residía en la casa que se ve desde el principio del camino de este barrio y Santiago en el interior del patio que había a continuación, en este mismo patio tenía su residencia otro niño unos dos años mayor que nosotros, como era mayor se suponía que sabía más que nosotros. En aquellos tiempos teníamos como objetivo hacer pólvora y hacerla explotar, teníamos azufre que lo obteníamos del molino de Florijuan, lo que no teníamos era carbón vegetal ni salitre, pero lo sustituíamos por clorato de potasa, comprado en la farmacia, hacíamos una prueba y otra y otra, jamás conseguimos nuestro objetivo, pero apareció este vecino mayor al que suponíamos más listo, nos aseguro que había conseguido la explosión. Nos presentamos en el citado patio y expectantes a ver que sucedía, metimos las narices contra el objeto, (si llega a explotar nos las revienta), pero allí no único que sucedió, que se quemo el azufre desprendiendo un gas que tapaba nuestras vías respiratorias.
Recordando estos momentos, me viene a la memoria una canción de José Luis Perales que decía:
Pero cuanto daría por volver
a vivir esos momentos una vez mas
Al observar esta fotografía, me llega a la memoria porque nunca me aburría en el barrio San Pedro, nunca faltaba un niño con el que jugar.
Mauricio residía en la casa que se ve desde el principio del camino de este barrio y Santiago en el interior del patio que había a continuación, en este mismo patio tenía su residencia otro niño unos dos años mayor que nosotros, como era mayor se suponía que sabía más que nosotros. En aquellos tiempos teníamos como objetivo hacer pólvora y hacerla explotar, teníamos azufre que lo obteníamos del molino de Florijuan, lo que no teníamos era carbón vegetal ni salitre, pero lo sustituíamos por clorato de potasa, comprado en la farmacia, hacíamos una prueba y otra y otra, jamás conseguimos nuestro objetivo, pero apareció este vecino mayor al que suponíamos más listo, nos aseguro que había conseguido la explosión. Nos presentamos en el citado patio y expectantes a ver que sucedía, metimos las narices contra el objeto, (si llega a explotar nos las revienta), pero allí no único que sucedió, que se quemo el azufre desprendiendo un gas que tapaba nuestras vías respiratorias.
Recordando estos momentos, me viene a la memoria una canción de José Luis Perales que decía:
Pero cuanto daría por volver
a vivir esos momentos una vez mas