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HERRERA DE PISUERGA: Yo recuerdo ese gran espectáculo y la larga espera,...

En el concierto de Manolo Escobar, a mi y a mis amigas Viole y Raquel, nos dio por gritar aquella frase tan de moda: ¡Manolo, queremos un hijo tuyo!
El tío se partía de risa y nosotras, que teníamos la grandiosa edad de 14 o 15 años, todavía más. Fue una tarde para nunca olvidar, qué risas hicimos.
Nuestra amiga Chus, siempre se arrepintió de no haber estado a nuestro lado aquella tarde. Estaba también en la plaza, pero no con nosotras. ¿Te acuerdas, amiga? Anda, que no te lo hemos "restregado"... A Manolo Escobar le alegramos la tarde, os lo digo yo. ¡Qué zumbe!
Parezco la "abuela Cebolletas" siempre recordando picias e historietas.... Bueno, esto es Herrera...

Yo recuerdo que parte de la compañía y el vestuario tardaron mucho en llegar por una avería y, como la plaza estaba llena, Manolo y los hermanos se pusieron a tocar para animar la espera. La verdad es que fue larga, pero Manolo se portó como un verdadero profesional y cuando le dijeron que ya habían llegado todos contestó "Ahora que esperen ellos". El espectáculo lo hicieron entero y la gente disfrutó mucho. Yo desde aquel día le tengo un especial aprecio porque podía haber ejercido de divo y se portó como un auténtico caballero.

Respecto a los famosos, ahora, lo poco que voy a Herrera, siempre me me encuentro alguna o algún forero que, para mi son mis famosos actuales. Pecando de vanidad, hasta yo me considero famoso. Como decía Rufino "Mosca": "AHÍ GEDA ESO"

Yo recuerdo ese gran espectáculo y la larga espera, pero no tenía ni idea de la circunstancia que nos has contado, Felix.
El espectáculo fue doble, además de Manolo Escobar, la Polaca y otros divertidos teloneros, en aquella calurosísima tarde del Festival del Cangrejo hubo un grandioso espectáculo protagonizado por los pacientes espectadores.
Había una buena entrada. El tendido estaba lleno y donde quedaban bastantes sillas vacías era en el ruedo. Al retrasarse la actuación del gran Manolo, a una señora, se le ocurrió descolgarse desde la barrera al callejón ayudada por fornidos muchachos. El aplauso fue general y se extendió el ejemplo como la pólvora. Una mujer tras otra se dejaban caer al son de una plaza entonando " No me gusta que a los toros te pongas la minifalda...", aplausos, risas y demás. Allí se lució mucho muslamen...
Yo me lo pasé genial, lo que no recuerdo es que lloviera y si al final se desató la tormenta, no restó un ápice de emoción y divertimento a aquella inolvidable tarde.