nada, Emilio, que no caigo. Bueno, ya que estoy metido, voy a contar una aventurilla que tube con mi quintorro Javi "peruco", tambien llamado por los intimos "orejas".
Allá por el año 80, yo con 16 añitos, me encuentro con un día de esos diferentes. Mi madre se fué a Santander temprano a pasar el día con mis hermanas y me dejó la
casa toda para mi solito. A buscar al "orejas" para cerlebrarlo, no había tiempo que perder. Habia una botella con un licor raro, de la gerra civil por lo menos. No sé
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