Alfonso, el hombre lo que disfruto con aquella tienda pues se le daba bien el arte del parloteo con las señoras, incluso no queria jubilarse y cuando al fin lo hizo rondaria ya los setenta años, el llego a comentarme que le daba mucha pena cerrar la tienda y aguantaria alli mientras el cuerpo le dejara, creo que nunca vi un mostrador tan alto como el de aquella tienda y a la señora Paz siempre dentro sentada en silencio y con aquel enorme sonotone en la oreja, con aquella bascula que su zona vertical en forma de porcion de queso y aquella larga aguja que marcaba el peso y Alfonso como lanzaba encima de ella los productos que tenia que pesar, este en vez de soltarlos con suavidad hacia un gesto rapido lanzando a la bascula los productos a pesar, otras veces ya lo vi usar la romana, sobre todo con patatas. Creo que esta tienda y la de Jesus (el tio de Felix) fueron las ultimas con solera que se cerraron.