JEJE Muy irónico el nómbre con que has bautizado éste callejón Emílio. En realidad, es una prolongación de la
calle Antonio Arana, y en sus buenos tiempos, estaba tan cuidado y tan lleno de
flores que parecía un
patio andaluz. Cuando yo era pequeña todas las
casa estaban habitadas y tenía mucha vidilla, pero de eso a pasado mucho tiempo y de aquellas vecinas, ahora solo queda Patro, un ejemplo de vitalidad, que aúnque tiene bastantes años, aún resiste y está la
mar de guapa.
Por suerte para nosotros
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