LOS PRIMEROS PENITENTES
Cuenta la historia que allá por el año 1606 en la cofradía de la vera cruz, que por aquel entonces solo podían entrar los hombres y disponía de rígidas normas que se acataban sin rechistar.
Se pedía para entrar como cofrade tener y disfrutar de buena salud para poder flagelarse los días que correspondiese y si por falta de salud no pudiesen hacerlo estos pagaban 44 reales y se les llamaba cofrades de luz, los flagelantes pagaban 22 reales y se les conocía como cofrades de disciplina.
La disciplina o flagelos eran unas correas unidas a un palo con vidrios o huesos en sus puntas para golpearse las espaldas desnudas. Esto ocurría hasta que llego el obispo D. Luis Cabeza de Vaca y quito los flagelos de vidrio por simples cuerdas gruesas. Se tomaba la disciplina el día de jueves santo en la sala de reuniones y en la procesión. Si por cualquier motivo no se pudiera uno flagelar ese día, elegían ellos mismos otro día para ponerse morados a golpes.
En el siglo XX había otra clase de penitentes que salían en la procesión que subía a la Virgen de la Piedad desde la ermita a la iglesia, estos penitentes iban descalzos detrás de la imagen, otros hacían el recorrido de rodillas, algunos para mantener el anonimato se tapaban con túnicas y en estos tiempos actuales entre los penitentes se podían encontrar más mujeres que hombres, la penitencia se cumplía por alguna promesa hecha a la virgen durante el año.
PERO FUE VERDAD O MENTIRA
Cuenta la historia que allá por el año 1606 en la cofradía de la vera cruz, que por aquel entonces solo podían entrar los hombres y disponía de rígidas normas que se acataban sin rechistar.
Se pedía para entrar como cofrade tener y disfrutar de buena salud para poder flagelarse los días que correspondiese y si por falta de salud no pudiesen hacerlo estos pagaban 44 reales y se les llamaba cofrades de luz, los flagelantes pagaban 22 reales y se les conocía como cofrades de disciplina.
La disciplina o flagelos eran unas correas unidas a un palo con vidrios o huesos en sus puntas para golpearse las espaldas desnudas. Esto ocurría hasta que llego el obispo D. Luis Cabeza de Vaca y quito los flagelos de vidrio por simples cuerdas gruesas. Se tomaba la disciplina el día de jueves santo en la sala de reuniones y en la procesión. Si por cualquier motivo no se pudiera uno flagelar ese día, elegían ellos mismos otro día para ponerse morados a golpes.
En el siglo XX había otra clase de penitentes que salían en la procesión que subía a la Virgen de la Piedad desde la ermita a la iglesia, estos penitentes iban descalzos detrás de la imagen, otros hacían el recorrido de rodillas, algunos para mantener el anonimato se tapaban con túnicas y en estos tiempos actuales entre los penitentes se podían encontrar más mujeres que hombres, la penitencia se cumplía por alguna promesa hecha a la virgen durante el año.
PERO FUE VERDAD O MENTIRA