He puesto esta fecha, 1948, a ojo, por la posible edad de mi padre, pero no lo sé. Estaba mirando la plaza y me he dado cuenta de lo flaquitos que están los troncos de los plátanos, si los comparamos con ahora. Por lo demás, sigue siendo nuestra plaza, a pesar de los maquillajes y cambios sucesivos a los que se le ha sometido (en mi humilde opinión, muchos necesarios y algunos por capricho). En esencia, es ella, como si el tiempo no pasase...