EL ESPÍRITU DE LAS ARBOLEDAS DEL PISUERGA
Aquel día a caballo entre la década de los sesenta y setenta ocurrió el fenómeno más extraño acaecido en Herrera.
Un pastor que cuidaba las ovejas y pastoreaba los terrenos en los que se hallaron los vestigios de civilización, quizás, más antiguos encontrados en Herrera (de la época eneolítica al bronce final) en el término conocido como doce cantos, dijo ver una aparición fantasmagórica, que se le apareció y desapareció levitando parsimoniosamente entre la arboleda de las orillas del rio Pisuerga.
Aquel fenómeno llevo a las gentes del lugar a tomárselo unos a risa y otros más devotos a pensar en una aparición mariana. Tal fue la repercusión que más de uno vio el poder hacer el agosto vendiendo botellines de agua y pañuelos mojados en un manantial próximo que cruzaba cerca del sitio de los acontecimientos, diciendo que aquello era agua bendita.
Pronto la cosa volvió a la calma y nunca nadie mas dijo a ver visto cosa igual por la zona, no sé si quizás por miedo a las risas y burlas que se hicieron de aquello, pero entre los susurros de los habitantes, agricultores, pastores, cazadores y pescadores que algún día han rondado por esa zona, no se han dejado de ver sombras y siseos cruzando entre la frondosa arboleda que a más de uno le ha hecho dar un respingo.
PERO FUE VERDAD O MENTIRA
Aquel día a caballo entre la década de los sesenta y setenta ocurrió el fenómeno más extraño acaecido en Herrera.
Un pastor que cuidaba las ovejas y pastoreaba los terrenos en los que se hallaron los vestigios de civilización, quizás, más antiguos encontrados en Herrera (de la época eneolítica al bronce final) en el término conocido como doce cantos, dijo ver una aparición fantasmagórica, que se le apareció y desapareció levitando parsimoniosamente entre la arboleda de las orillas del rio Pisuerga.
Aquel fenómeno llevo a las gentes del lugar a tomárselo unos a risa y otros más devotos a pensar en una aparición mariana. Tal fue la repercusión que más de uno vio el poder hacer el agosto vendiendo botellines de agua y pañuelos mojados en un manantial próximo que cruzaba cerca del sitio de los acontecimientos, diciendo que aquello era agua bendita.
Pronto la cosa volvió a la calma y nunca nadie mas dijo a ver visto cosa igual por la zona, no sé si quizás por miedo a las risas y burlas que se hicieron de aquello, pero entre los susurros de los habitantes, agricultores, pastores, cazadores y pescadores que algún día han rondado por esa zona, no se han dejado de ver sombras y siseos cruzando entre la frondosa arboleda que a más de uno le ha hecho dar un respingo.
PERO FUE VERDAD O MENTIRA