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HERRERA DE PISUERGA: Recuerdo cuando me mandaba mi madre a por arena blanca...

Continuando con el tema de los últimos días, los burros en Herrera, cuelgo esta foto a la que tengo un gran cariño. Este burro lo utilizaban Daniela y Teodoro, para trasladarse a su huerta y para realizar los portes de su actividad agrícola. Es curioso, en mi barrio había muchos burros, en el sentido literal, ya que Joaquin era vecino mío también, y recuerdo lo sacrificado que era el trabajo que tenían, y me acuerdo especialmente de Joaquinín, Jesús, y Paquitin, q ya desde muy niños tenían un trabajo muy sacrificado, cargando los burros de arena y cuidándolos por las noches, festivos incluidos.

Supongo que éste es el carro, con el que vendía arena blanca por las casas. Esta
arena, se empleaba para fregar escaleras de madera y el borde de los fogones
de entonces, que también eran de madera.
La madre de Teodorín, tenía como medida, una lata de conservas, con un tamaño
apróximado de un queso.
Había otro señor en Herrera, que también vendía arena blanca. Se llamaba Alejo
y vivía en la calle La Piedad, frente a la casa de Nardo, aquel gran personaje
herrerense, que fué escultor autodidacta. Nardo dejó una huella imborrable en su
pueblo y el nuestro, que perdurará por los siglos de los siglos, amén.

Recuerdo cuando me mandaba mi madre a por arena blanca a la casa de Alejo.
Cuando vivíamos en la casa donde estaba la central telefónica, las escaleras eran de madera y cada piso lo fregaban unas. Cuando lo hacían, rodilla en un escalón y fregando el superior, la escalera quedaba blanca y había que tener cuidado de tener los zapatos limpios para no dejar marcas, después del sacrificio te podía caer una buena bronca. Lo malo era cuando Murphy hacía de las suyas y era: terminado el fregado, empezaba a llover.